Una historia de piratas y gamers



Debo admitir que gran parte de mi vida fui un pirata, me la pasé entre Princo y Verbatim.

No implica que fuera una mala persona, solo que tenía más en común con un barbanegra digital que con un gamer considerado.

En esa época el mundo gaming no tenía tantas facilidades y tampoco sobraba dinero para diversiones de este tipo.

En principio era difícil conseguir cualquier cosa.

En mis años de colegio en un pueblo pequeño de Boyacá solo alcancé a ver 2 discos originales de Playstation y unos cuantos cartuchos de Nintendo 64, obvio no eran míos, pero los alcance a ver.

Todo lo demás venía quemado desde computadores de Bogotá (ni siquiera la piratería era local).

Es así como crecí en un mundo compuesto de 2 cartuchos de “99 en 1” y montañas de Verbatim que se rayaban y dejaban de servir con solo mirarlos.

Una adolescencia a bordo del Queen Anne's Revenge





No se cuantos juegos me pasé  en discos ilegales, cuantas historias conocí en la PS, desde el linaje de los Belmont en Castlevania hasta Gabriel Logan buscando el virus Syphon Filter en un monasterio psiquiátrico.

Tener consola era un lujo, incluso la mía era de segunda, pero eso no me detenía.

Se conseguía poco y algunos juegos de los que llegabas a oír te los traían quemados por encargo, demorando hasta meses en llegar.

Es allí cuando me acostumbré a ser Barbanegra, uno de los mayores piratas de nuestra época.

Pensaba que tener todos los juegos era algo natural, eran un recurso que copiaba  de la nada y vendía a mis amigos.

Sentia que no le hacia daño a nadie, así que tomarlo de esa manera se me hacia lo más normal.

Pero la verdad es que me hacía daño a mi mismo, valoraba poco lo que tenía y no habia una meta por la cual trabajar.

Además nunca jugaba algo hasta el final, cada juego era solo flor de un día.

Todo lo obtenía a manos llenas pues en mi cabeza era gratis. Terminaba con muchos juegos pero nada que jugar.

Esa actitud siguió por años

La muerte de Barbanegra




Ya entrados mis años de universidad me vine a vivir a Bogotá con consola en la derecha y un pc que pesaba como si tuviera piedras en la izquierda.

Ganaba mi propio dinero y era poco, con lo cual cada 3-4 meses podía darme el lujo de un juego nuevo original.

Primero solo comencé a leer reviews, ver gameplays.

Después inicié a hablar con otra gente que tenía mis mismas dudas acerca de cuales juegos comprar.

¡Lo mejor del caso es que encontré que no estaba solo!

Había gente a la que les gustaba los RPGs, las historias point and click, los plataformas 2d igual que a mi.

Comencé a comentar, primero en la universidad, luego en salas de juegos, con vendedores o quienes pasaban por ahí.

Todos tenían una opinión y podían compartirte una historia o dos sobre lo que les gustaba.

Con esto el pirata en mi iba perdiendo la batalla.




Me prestaron mis primeros juegos originales, confiaron en mí lo suficiente para poner en mis manos lo que venía siendo una reliquia de la cual solo había oído hablar.

Allí comencé a ser cuidadoso con lo que tenía y con lo que me prestaban.

Aprendí a valorar más aquellas cosas que me prestaban, pues eran irremplazables y no solo monetaria sino emocionalmente.

Conocí amigos, discutí de consolas y pcs, y sobretodo compartí muchos juegos.

Pues aunque solo tenía unos cuantos, la gente que conocí me prestó los que me faltaban y yo también compartí los míos con personas que se volvieron de confianza.

Lo más importante es que aprendí a valorar un juego y a ser mejor comprador, nada de arrebatos impulsivos, todo muy bien planeado.




Ya no iba a manos llenas a cualquier sanandresito a conseguir muchos de los cuales no pasaría sino el tutorial.

Ahora en realidad pensaba, investigaba y comparaba en mi mente el juego que quería conseguir, antes siquiera de pisar una tienda.

El último clavo en el ataúd del pirata

Tal vez no sea ni siquiera el empaque, el costo o lo bueno que fuera el juego lo que me ha hecho apreciar las obras originales que he conseguido.

Ha sido más el recuerdo que han generado.

Cada uno lo compre en un momento de mi vida crucial y creo que en este punto todos los verbatim se unen en mis memorias, mientras que los otros tienen sus recuerdos individuales.

Recuerdo claramente juegos originales como el Bioshock Infinite, regalo de mi hermana cuando teníamos sueldo de estudiante y a duras penas camas y televisores; Aquel PES 2010 que compré para jugar online con mi primo en la época en que el andaba deprimido o incluso esa colección de películas de Chaplin que conseguí cuando estaba muy metido en el cine antiguo y las reproducía en la consola.

Cada uno recuerda una parte y época de mi vida que no voy a poder olvidar

Por otro lado de las historias piratas se van desvaneciendo con los años, ya que a ningún juego en ese momento le di el tiempo que merecía.

Me tomó años incluso darme cuenta que el juego que más me ha gustado en la historia “Castlevania Symphony of the night”.




Llegados mis 20 años decidí conseguir una copia arcade por xbox live de aquella joya que jugue en mi niñez… lo jugué hasta el hartazgo, 211% en la primera semana.

Incluso ahora no pasa un semestre  que no agarre a Alucard e intente vencer mis mejores tiempos.

Todo ello, sumado ahora a las grandes facilidades que se tienen para comprar juegos, como lo son los vendedores que envian a domicilio, pagos contra entrega, steam en efecty y baloto o tarjetas de PSN y XboxLive en muchas tiendas, han hecho que sea fácil y más seguro comprar original.

Eso no  indica que aun no use la pirateria. La sigo usando pero con otro fin, como demo.

Cuando estoy muy indeciso sobre un juego bajo una versión y la pruebo durante 1 hora en el pc.

Esa hora me debe servir para decidir si lo compro o no.

Aunque esa técnica ya se ha ido desvaneciendo desde que steam te deja hacer devoluciones tras probar por muy poco tiempo un juego.

Poco a poco he clavado todas las puntillas del ataud del pirata que vivía en mi.


Y ahora que?


Toda esta historia tiene un fin y esta quiere dejar unas cosas claras.

1. Al menos dejar la idea en la mente de quien lee, que no es tanto la cantidad de juegos que probara, sino que tan bien la pasara con los pocos que elegía.

2. El gaming se aprovecha mejor cuando consigues amigos con quienes compartir y prestar juegos. solo gente de confianza pero puede que por acá se creen amistades que duran años.

3. Comprar original hace que aprecies más los juegos, les dediques el tiempo que merecen, los termines hasta la saciedad y los puedas compartir con la gente que conoces. Además te obliga a ser mejor comprador y a investigar antes de ir a la tienda.

Gaming para mi ahora se trata más de los amigos y a quienes conoces por el camino que otra cosa, incluso en los singleplayer que me la paso jugando.




Acerca del blog

Hablamos de temas como videojuegos, películas, series de anime, cartoons o incluso de comida chatarra, y lo hacemos en lenguaje de puta madre porque aquí nadie puede censurarnos. Así que disfruten.

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